(Nota: Para ambientar la palabrería... Tchaikovsky - Valse sentimentale)
Me iré por el café... voy a contar los pasos antes de sentarme en la banca azul del bosque a pensar en los estragos que un viento huracanado dejó en mi vida casi cuatro años atrás. Si uno comprendiera que el amor irracional te caga a trompadas no se escogería ese camino.
Perdóname, pero tengo el amor en una mezcla rancia y tú me lo recuerdas, por eso prefiero emprender la huida antes que sea demasiado tarde. Soy un gato emocionalmente irresponsable, no asumo compromisos ni conmigo ni con otros, me gusta el cariño furtivo y enroscarme como siempre en el tejado sucio de la soledad. Sé que hay días donde no estoy tan solo, esas dos que me habitan se me hacen suficientes.
Alegría no fue responsable del Tsunami y aún así cargo con el naufragio. Sí, lo sé... ¡que ser miserable!, pero soy gato, nada me importa. Asumo mis irresponsabilidades y me declaro enfermo.
Tengo de compañera una perra con ojos de ternero, ayer salimos a caminar. Caminar por las calles de esta ciudad cemento un primero de enero es lo más parecido a mi concepto del amor, todo está cerrado, solitario y oscuro, ¡cuánta paz!, solo hacía falta un poco menos de vehículos, ¿qué necesidad tienen de salir de casa un primero de enero?, ¿por qué no nos dejan la ciudad a los desahuciados?
Nuestra caminata no fue larga, pero nuestra conversación me dejó las palabras en las patas... y es que ese ser, ese mugroso y canino ser se empeña en preguntarme por la vida, luego me escucha silente y se acurruca a mi lado como si solo existiéramos uno para otro. Seguramente lo somos aunque la gente se empeñe en pensar que los perros y gatos no pueden tener una buena vida.
En el camino encontramos un personaje que en paralelo caminó a nuestro lado, iba al otro lado de la avenida observando con detenimiento cada uno de nuestros movimientos, ¿será que no ha notado que ya le vimos?, ahora ella está alerta, no quiere que nadie interrumpa este momento... simplemente me inquieta: ¿Qué lo llevó a escoger la calle como su hogar?, ¿a ser un nómada del cemento?, esta vida, como el amor, a algunos nos pesa más de lo que podemos soportar... los gatos no soportamos nada, solo queremos comer, vagabundear y dormir.
Un par de ojos pasan, hola... chao princesa... otros ojos, hola... chao princesa. Muchos ojos... chao a todas, un beso y una flor para despedirlas. Recuerdo que alguna vez le dijiste a ella (una de las que me habita) que te gustaba leerla solo porque no la entendías y que por sus letras querías descifrarla, ¡lo siento!, te equivocaste princesa, le hablabas al ser equivocado. Tampoco hay nada por descifrar, aquí no hay nada más que los maullidos de un gato nadaísta... de los malos, valga la aclaración.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario