miércoles, 13 de diciembre de 2023

Como dirían los Rodríguez: "solo sé que no sé nada de tu vida"

Encontré tu nombre, luego de horas y días de buscarte entre las flores. Recuerdo con claridad aquella vez que pasaste por mi tejado, llegaste con tu tímida sonrisa a conocer un lugar extraño. No pude verte con regularidad porque por aquí no transitan los ángeles y aunque nos cruzamos un par de veces siempre estabas allá, lejana, extraña, sonriente y silenciosa. 

No sé nada de tu vida... aunque en realidad no necesito saber mucho para contemplar tu existencia como se contempla un amanecer desde la ventana del paraíso. Cómo si mostrarte así no fuese ya suficiente el corazón me brinca en el pecho y el estómago se hace un hueco cada vez que te apiadas de mi alma y me dejas escuchar tu voz. Te quedas clavada en mi memoria, transitando por ahí como la dueña del escenario mientras yo, en silencio desde la tribuna te observo caprichosa, linda, libre. ¿Qué te hizo pequeña cambiar de opinión?, si solo soy un gato viejo y escurridizo al que le quedan pocas vidas.

Tienes razón, la noche entera te escucho en mi cabeza, así tus muestras de vida sean solo segundos. Seguro es la magia que sale de tus manos mientras te encuentras con ella, la de finas formas y sonora compañía, que pareja perfecta. Vale, no importa que te duermas, podría dejarte un rincón vacío al lado del cielo para que puedas acunarte, te llevaré nubes blancas para que sean tu abrigo y no haré mucho ruido, solo te observaré en silencio mientras en mi cabeza de gato ronroneo a Gonzalo Arango con su "Muerte no seas mujer". 

No sé si el invierno corre por tus venas o el incendio de la juventud, pero no eres justa. Quizá si un poco egoísta al no dejarme repetir un poquito de ti, ¿quién te ha dicho que tu vida saldrá de mis manos?, que maneras raras tienen ahora de comunicarse, en lo efímero, simplemente te desvaneces, me dejas ahí con las ganas en la punta de los dedos, mi curiosa cabeza juega tu juego. ¡Deja de esconderte! si tu supieras mujer las ganas que tengo de besarte dejarías de jugar al escondite. 

Sigues ahí con tu amor por lo efímero, pero tranquila, no me gustan las ilusiones ni tengo expectativas sobre nada en la vida. Me gusta así... Un día, solo un día. Jugaré tu juego, te acepto la partida, dejemos que al final solo quede un recuerdo para la vida. Aquí no hay jaulas, si lo pensabas te equivocaste. No creo en las cadenas, ni en los títulos que aprietan, solo creo en aquello que se siente y yo siento como el salvaje gato que soy y he sido. 

Lirio. Eres preciosa y yo solo un vagabundo. 




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